lunes, 26 de mayo de 2008

El árbol y Gerardo Diego

EL CIPRÉS DE SILOS
Gerardo Diego (1896-1987)



Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanando a si mismo en loco empeño.

Mástil de soledad, prodigio isleño;
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llego a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.

Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,

como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.



LA SOMBRA DEL NOGAL
Gerardo Diego

Homenaje a Vicente Alejandre


La sombra del nogal es peligrosa
tupido en el octubre como bóveda
como cúpula inmóvil,
nos cobija e invita,
a su caricia fresca
y van cayendo frutos uno a uno
torturados cerebros nueces nueces

Por las noches
sombra de luna muerta da el nogal
y van suicidándose una a una
sus hojas quejumbrosas
y pies desconocidos invisibles
las huellas las quebrantan las sepultan
librándose así
del torbellino cólico
que azota a lo mortal abandonado
sobre la haz funesta de la tierra
impenetrable

Pero ¿quién pasa quién posa?
¿De quién los pies piadosos redentores?




ÁLAMO CERRADO
Gerardo Diego


Cuando estoy a tu lado ¿por qué callas?
Tus labios apretados, di ¿qué río
interior te represan, qué rocío
roban volando y brillan, y batallas.

Contra ti misma y tiemblas y avasallas
tu cauteloso amor y en desvarío
le haces estremecer de escalofrío,
amor amordazado en tus murallas?

Toda eres tú temblor de álamo verde,
temblando estás —mi brisa te remuerde—
raíz, tronco, ramas, hojas, flores, cielo.

Y se te asoman lágrimas de savia
y te rezuman éxtasis de labia
y te lastiman pájaros sin vuelo.